Librería Kalathos
“No pensaba en el cuento que escribiría —no en ése en particular—, sino en el trabajo que quería hacer, más parecido a mi visión de arrebatarle algo al aire que a construir historias”.
Esta cita de Alice Munroe, de (Muebles de familia) sería la que mejor describe lo que siento o, más bien, lo que sentía al escribir Nube de polvo.
Después de la tan completa y hermosa presentación de Carlos no me queda mucho por añadir. Tal vez podría decir lo que Nube de polvo no es. Sé que con eso estoy rompiendo un poco de fórmulas que hoy día dan buenos resultados al promocionar un libro, pero me siento impelida a advertirles lo que no deben esperar de esta novela.
Pues, para comenzar, Nube de polvo no refleja la realidad actual ni pretende reflejar nada. Es una novela de ficción.
Segundo: No está basada en hechos reales. Si algunos personajes o situaciones les parecen familiares (y espero que así sea), será pura coincidencia.
Tercero: No atrapa al lector desde las primeras líneas, para llevarlo sin aliento hasta la página final. Hay que darle chance.
Y por último: La protagonista que narra la historia no tiene nada que ver conmigo ni con mi vida. Ni siquiera sé de donde apareció. A mis catorce años yo todavía jugaba con muñecas, perdí la virginidad llegando a los veinte, aprendí a manejar a los treinta, cocinar no aprendí nunca y adoraba a mi padre, eso sí, sin que jamás hubiera sentido hacia él ninguna atracción sexual (tampoco se parecía al papá de Vilma).
Al carecer la novela de tales ganchos para animar a los eventuales lectores, me siento casi tan “literariamente incorrecta” como lo soy políticamente.
Una vez hecha esta advertencia no me queda sino expresar mi gratitud hacia todos ustedes que me acompañan hoy y a la Librería Kalathos por brindarnos este hermoso espacio, así como:
A Editorial Equinoccio, especialmente nuestra querida Eve Castro Romero, por haber publicado esta novela y por todo el cuidado invertido en el nuevo diseño editorial, que quedó fabuloso.
A los creadores del book trailer, Alexandra Bass y Alan Da Costa Gomes, por este hermoso video, así como a Yuretsys , la joven que hizo el papel de Vilma.
A Natividad Barroso, la correctora de mis textos y de mi vida.
Y sobre todo quiero agradecer a mis más queridos amigos: Heberto Gamero, Iris Verástagui, Oscar Montenegro y Alexandra Hernández, compañeros de tertulias sabatinas en las cuales, durante el año 2011, han escuchado, opinado y sufrido conmigo los capítulos de esta novela.
Krina Ber