Marzo, 2017
Carmen Elena Ochoa
Presentación en FILCAR
Nació en Polonia, en 1948. Es narradora, y arquitecto de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL), Suiza. Creció en Israel, estudió en Suiza y se casó en Portugal antes de radicarse, en 1975, en Caracas. Allí fundó junto con su esposo una compañía de arquitectura especializada en estructuras espaciales y diseño industrial.
Comenzó a escribir en español en el año 2000, en el taller de narrativa de la Universidad Católica Andrés Bello, dirigido por Eduardo Liendo. También tomó talleres en el Instituto de Creatividad y Comunicación (Icrea) y en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), con Eloi Yagüe, en el 2003. Fue finalista del III Concurso Nacional de Cuentos de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven) (2002). Obtuvo el Premio Monte Ávila Editores para Obras de Autores Inéditos, mención narrativa, por su libro “Cuentos con agujeros” (Monte Ávila, 2004); también premio en la XI Bienal Literaria “Daniel Mendoza” del Ateneo de Calabozo (2005) y Ganadora en el Concurso Anual de Cuentos de El Nacional en el 2007, con su relato “Amor”.
Tiene una maestría en Literatura Comparada en la UCV en 2007. Es autora también de los libros “Para no perder el hilo” (Mondadori, 2009), “El espacio en la ficción de dos obras contemporáneas: El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina y agua quemada de Carlos Fuentes” (CEP FHE, publicaciones UCV, 2011), “Los dibujos de Lisboa “(La Vaca Mariposa, 2013) y “La hora perdida” (Igneo, 2015)”. Su cuento “Experta en extravíos” fue incluido en la antología: De la urbe para el orbe, nueva narrativa urbana (Alfadil, 2006).
Y finalmente, ha escrito su primera novela que hoy vamos a presentar: “Nube de polvo”, publicada por Editorial Equinoccio. Esta novela resultó ganadora de la octava edición del Premio de la Crítica a la Novela del año 2015, organizado por Ficción Breve Venezolana.
Nube de polvo es una novela muy bien escrita. El lenguaje es cuidadosamente poético y narrativo. Pero también impresiona cómo Krina se adentra en el lenguaje coloquial, idiosincrático. Cómo éste se impregna en los diálogos, en los pensamientos, conflictos y aplacamientos de cada personaje. La frase de comienzo en cada capítulo es enigmática y anuncia una revelación progresiva de la historia, que deambula por el pasado y un presente:
“Cierro los ojos y me sueño en esa casa de piedra y sol”. (Así comienza la novela, pasado presente)
“Se quedó solo afuera, cual gigante envejecido, encorvado, los labios apretados y los ojos secos detrás de la lágrima incrustada en el cristal de sus gafas bifocales “(el padre)
Cada capítulo es en sí un relato corto, rítmico, íntimo, y con mucho dinamismo que revela solo lo necesario, manteniendo un suspenso que magnetiza la lectura del siguiente capítulo. Hay frases y palabras que se repiten y aluden a un mismo recuerdo ampliado.
El YO de la novela relata su historia en primera y tercera persona, con una magistral claridad. Es la mirada de una adolescente o la de una mujer que se reconocen desde cualquier tiempo y espacio como una. Cada detalle que surge en la narración, en apariencia irrelevante, casi obviado, o que queda en silencio, alcanza una gran significación a medida que Vilma (la protagonista) avanza y teje sus recuerdos, sus vivencias.
La nube de polvo es la imagen del tiempo, la memoria y el olvido selectivo. Es un pasaje hacia el cambio donde transita la brumosa incertidumbre. O es el mundo subjetivo aún no develado; o una mentira, una evidencia que trastoca la realidad interior. La nube de polvo es también como el telón de un teatro que presenta escenas aparentemente inconexas, pero que a su vez anuncian el filo tajante de una verdad.
Esta novela escrita por Krina Ber es una apología a lo femenino, como representación de lo más íntimo e intuitivo de cada personaje. Una oda a lo individual y único del mundo subjetivo de cada ser humano; y a lo que universalmente nos une y nos reúne: el amor en todas sus expresiones. El cuerpo vívido de Vilma que todo lo abarca, se convierte en el asidero de las experiencias de dolor, tristeza, miedo, amor y éxtasis sexual. Y cada casa donde habita es también como su cuerpo y su psique que se ajustan, o se hunden en un caos, en una nube de polvo, y se van transformando y definiendo en formas, por un impulso vital insostenible.
Casa-cuerpo-psique son un homónimo metafórico en esta historia contada sin trabas, donde se desnuda la vida interior de una mujer y un hombre, iguales y diferentes a la vez. Son vidas que fueron trastocadas en corto tiempo. Pero así como cuando “los segundos que parecen años”, los años les parecieron minutos, cuando por fin pudieron estimar cuánto habían sido alcanzados por esos momentos. Aunque ese verano fue apenas un preludio, una iniciación hacia el largo camino de ser personas.
Nube de polvo es un libro reflexivo sobre la vida que a todos nos va anudando o intentamos anudar. Cada personaje se va creciendo en la novela, mostrando su propia revelación, a través de una piel sensible y una sabiduría, que no es más que la de la propia escritora, Krina Ber:
“Yo sabía que hay momentos que desgarran el tiempo en un antes y un después, ya habían ocurrido ese verano. Encajas el golpe, te tambaleas, sobrevives, te adaptas al giro y encuentras una nueva forma de equilibrio, pero nada, nada te prepara para recibir el siguiente.”
¡BIENVENIDA!