16 de Enero del 2008.
Blog: El apéndice de Pablo #3.
Entrevista por Mario Morneza
Para este número, el apéndice revienta con una entrevista a la más reciente ganadora del concurso de cuentos Sacven, hablamos de Krina Ber. Arquitecta y arqueóloga de palabras, que asegura estarlas aprendiendo a medida que las descubre en español, como piedras preciosas u objetos prehistóricos.
Mario Morneza: ¿Recuerdas en qué pensabas el día en que agarraste un lápiz y un papel y empezaste a escribir una historia por primera vez en la vida?
Krina Ber: No. La primera historia que tengo fue escrita a los siete años. A los trece inicié un largo diario personal, cuya razón de ser está anotada al principio: «para que no se me pierda nada». En cierto modo todavía sigue válida.
MM: ¿Qué autor(es) o libro(s) o personas te han influenciado más en los pasos de tu vida narrativa?
KB: Hablemos de mi segunda primera vez, aquí en Venezuela, 2001. Sin duda alguna: Eduardo Liendo en el taller que conducía en la UCAB. Al final de cada sesión pedía un libro, lo abría en una página al azar y nos daba una frase cualquiera como disparador para el texto que íbamos a escribir para la sesión siguiente. Por alguna razón esto funcionó divinamente conmigo. Me dio la total seguridad de que en cada frase se esconde un cuento, sólo hay que creerlo para encontrarlo. Cuánto quisiera volver a sentirme así hoy.
MM: Si haces una retrospectiva hacia las palabras que has empuñado en el pensamiento y luego en algún papel o en algún archivo Word de la PC, ¿cuál es la palabra que más has escrito, cuáles las que no quisieras escribir nunca, y cuáles tienes miedo de escribir?
KB: Mario querido, mi relación con las palabras de español es distinta a la tuya. Creo que las uso a medida que me las aprendo. Es la ventaja – desventaja del descubrimiento e incertidumbre.
MM: ¿Antes de empezar a escribir tienes algún ritual?
KB: Me gustaría tenerlo. Dicen que los rituales ayudan.
MM: 5) ¿Qué momento del día eliges para escribir?
KB: Cuando tenga tiempo libre y no esté cansada… Realmente son pocos.
MM: ¿Qué estás leyendo ahora?
KB: EL TELÓN de Milán Kundera; LOS INVENCIBLES de Rodrigo Blanco; OJO DE PEZ de Antonieta Madrid; LA HISTORIA SIGUIENTE de Cees Noteboom; MERCADO DE BARCELÓ de Almudena Grandes; AMERICA de Frantz Kafka; CUENTOS COMPLETOS de Silvina Ocampo; inéditos de amigos. No me hagas mucho caso. Soy una lectora voraz y desordenada.
MM: Háblanos del proceso de construcción de tu primer libro, Cuentos con agujeros, y si éste, arquitectónicamente hablando, tendrá una infraestructura similar a los próximos. Ya estástrazando planos?, o falta poco para la inauguración del próximo?
KB: Ojalá fuera así. Tengo un segundo libro de cuentos entretejido de fragmentos de un diario ficticio, que se llama (al tercer intento) «Para no perder el hilo». Confío que va a salir, pero no sé cómo ni cuando. Todavía no he intentado seriamente nada que no sean concursos, que son el camino fácil, porque el texto habla por ti y no tienes que ocuparte de su suerte.
MM: ¿Próximos proyectos?
KB: Bueno, publicar este libro. Por el resto, seguir escribiendo, ya veremos qué. No logro planificar mucho.
MM: Si las palabras estuvieran compuesta por la combinación de dos materiales, para Krina, cuáles serían estos dos elementos?
KB: Me encanta esta pregunta. Claro que las palabras tienen textura, sonido, color y olor, atributos de los materiales. Sólo que no son dos, son diferentes para cada palabra y se unen misteriosamente con su significado. «Desperdigar» tiene algo de pájaros y piedritas, «musitar», textura de cuero viejo cuando se frota contra la madera, «ascuas» chisporrea, «prófugo» incluye humo y «allanar», agua. No sé si esto tiene algún sentido cuando estás «adentro» y no » afuera». Del idioma, quiero decir.