30 de agosto de 2006.
Javier Miranda Luque.
“Con el tiempo y la escasez de la gasolina las colas en las calles alrededor del conjunto residencial se hicieron tan densas que los conductores prefirieron prescindir de sus vehículos abandonándolos a su suerte. Las carcasas inútiles de carros y camionetas han sido inmediatamente ocupadas por buhoneros deseosos de proteger sus mercancías de la lluvia y el sol. Algunos persistieron en su comercio informal, otros aprovecharon el espacio techado, vidrios, chapas, asientos y otros materiales disponibles para instalarse con sus familias de un modo permanente. Incluso gozaron por un tiempo de emisoras radiales hasta que se descargaran las baterías: último toque de lujo en la ciudad, donde, por esas fechas comenzó a escasear la corriente eléctrica.”
Este texto inquietante es un extracto de “Señales”, relato de anticipación urbano-apocalíptica escrito por Krina Ber, autora exinédita de Monte Avila y vecina de antología (Alfadil). Sus “Cuentos con agujeros” evidencian a una narradora cabal que nos descoloca, por ejemplo, desde la perspectiva infantil de “Masacre de putas antes de cenar” o nos exprime sonrisas sucesivas con el peculiar love story de “Agujeros”. Variedad de registros que se confirma en el par de páginas de “Escondite”, brevedad donde esta escritora voyeur destaca sobremanera.
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